Habermas
contempla la acción comunicativa y el mundo de la vida como
conceptos "complementarios". En concreto, la acción comunicativa
puede considerarse como algo que ocurre dentro del mundo de la vida:
Por decirlo así, el
mundo de la vida es el lugar trascendental donde se encuentran el hablante y el
oyente, donde de modo recíproco reclaman que sus posiciones encajan en el
mundo... y donde pueden criticar o confirmar la validez de las pretensiones,
poner en orden sus discrepancias y llagar a acuerdos (Habermas 1987:126)
Habermas pretende
interpretar el mundo de la vida bajo las categorías del Humboldt,
suponiendo "una conexión interna entre las estructuras del mundo de
la vida y la imagen lingüística del mundo". El lenguaje y la cultura son
constitutivos del mundo de la vida mismo.
En la práctica
comunicativa cotidiana no hay situaciones absolutamente desconocidas. Incluso
las nuevas situaciones emergen a partir de un mundo de la vida constituido
desde un acervo cultural de saber que ya nos es siempre familiar, Por lo tanto,
no es posible huir del mundo de la vida:
"...los agentes
comunicativos se mueven siempre dentro del horizonte que es su mundo de la
vida; de él no pueden salirse”.
El acervo de saber
del mundo de la vida provee, según Habermas, a los participantes de
la acción de convicciones de fondo aproblemáticas, que más adelante
darán lugar a los procesos de entendimiento. En otras palabras: si
la acción comunicativa es posible, lo es sobre el horizonte
aproblemático del mundo de la vida.
El mundo de la vida
constituye un "trasfondo moldeador y contextual de los proceso por lo
que se alcanza la comprensión "mediante la acción comunicativa (204)
Implica una amplia serie de suposiciones no expresadas sobre la comprensión
mutua que ha de existir y de suposiciones que deben ser mutuamente comprendidas
para que la comunicación tenga lugar.
Según
Bernstein, "Habermas quiere hacer justicia a la integridad del mundo vital
y a los sistemas sociales, y demostrar cómo cada uno presupone al otro. No podemos
comprender el carácter del mundo vital a menos que comprendamos los sistemas
sociales que lo configuran, y no podemos comprender los sistemas sociales a
menos que veamos cómo surgen a partir de las actividades de los agentes
sociales".
Otra forma de ver
esta polaridad sociológica es a través del concepto de racionalidad,
porque mundo vital y sistema representan a su vez dos
formas distintas de racionalidad, Bernstein agrega, La síntesis del
sistema y de las orientaciones del mundo vital se integra con la delineación
que hace Habermas de las diferentes formas de racionalidad y racionalización:
la racionalidad de los sistemas es un tipo de racionalidad deliberada-racional,
la racionalidad del mundo vital es una racionalidad comunicativa".
Habermas se preocupa
por la racionalización del mundo de la vida porque implica una comunicación
cada vez más racional en el mundo de la vida. Cree que cuanto más racional es
el mundo de la vida, más probable es que la interacción esté controlada por una
"comprensión mutua motivada racionalmente". Esta comprensión --el
método racional para alcanzar consenso-- se basa en última instancia en la
autoridad del mejor argumento.
El supuesto de
la teoría de la acción comunicativa es que, existen tres mundos, los que
constituyen conjuntamente el sistema de referencia que los hablantes suponen en
común en los procesos de comunicación. El mundo externo alude a los mundos
objetivo y social, y el interno al mundo.
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